Más allá de planteamientos ideológicos y del contexto político que el país enfrenta, es preciso analizar -objetivamente, aunque no desapasionadamente-, cómo los acuerdos políticos infieren en la realidad social más de lo que uno pudiera imaginar.
Y es que luego del más reciente viaje de Andrés Manuel a la Habana, en donde firmó un acuerdo de cooperación, con su homólogo Miguel Díaz-Canel; tratado que incluye la compra de la vacuna anti-covid19 desarrollada por el país caribeño y la contratación de 500 médicos provenientes de la isla.
Aunque cabe precisar que, el gobierno mexicano informó que el acuerdo incluye la formación de especialistas, investigación, así como el intercambio de vacunas y medicamentos; la noticia cayó como balde de agua fría entre la opinión pública, políticos (de oposición), analistas y una parte importante de la comunidad estudiantil y de doctores mexicanos, quienes llenaron las redes sociales con críticas y señalamientos ante lo ocurrido.
Siendo, la precariedad laboral de médicos, personal de enfermería y demás trabajadores del sector salud en México, el caldo de cultivo idóneo para detonar un malestar generalizado. Además de que a inicios de la pandemia ya se había evidenciado las carencias en este sector, principalmente en la falta de materiales, equipo y protección básica.
A propósito de los profesionales de la salud y de la promoción de servicios de calidad, es importante mencionar que -quizás- es lo menos relevante para llevar a cabo la firma del documento entre ambas naciones; siendo los asuntos geopolíticos el motor principal de tan controversial colaboración.
Pero ojo, este texto no está para ejercer juicios de valor sobre las decisiones tomadas por el mandatario federal en materia de salud; sino en el análisis sobre la importancia, o no, de los acuerdos políticos y sus repercusiones en la opinión pública.
Centrando el discurso en uno de los debates menos abordados al respecto, y que tiene que ver con los acuerdos y consensos políticos. Y es que partiendo de la premisa de que una democracia, más que un régimen de acuerdos, es un sistema para convivir en condiciones de profundo y persistente desacuerdo.
No obstante, en asuntos o en circunstancias particulares, los acuerdos son de suma relevancia para el mejor desempeño de la vida pública y política. Además de que en un segundo nivel de análisis, los desacuerdos resultan ser más conservadores que los acuerdos; es decir, cuanto más polarizada está una sociedad menos capaz es de transformarse.
Dicho la anterior, no solo se trata de lograr consensos a nivel local, sino también estrechar lazos de solidaridad (a través de acuerdos) con gobiernos de otros países. Sobre todo si tomamos en cuenta la teoria de la interdependencia compleja (propuesta por el politólogo estadunidense Robert Keohane y su compatriota y geopolítico Joseph Nye.), la cual sostiene que los Estados y sus fortunas están inseparablemente unidos. Analizando cómo la política internacional es transformada por las complejas conexiones entre Estados-Nación.
Teniendo en cuenta que la construcción de dichas relaciones internacionales, ha sido determinante en la solución de algunos de los problemas prioritarios de la agenda global.
Es decir, la escuela de la interdependencia postula que muchos aspectos de la vida nacional dependen de lo que suceda en otros países. Y México ocupa un lugar privilegiado en la geopolítica internacional.